14 ago 2007

ANGELES DEL INFIERNO

Crónica de un concierto desde dentro

Es difícil entender el sentido de un concierto, cada individuo lo vive según sus pasiones y también sus anhelos, personalmente puedo decir que he ido a cientos de conciertos, algunos mejores que otros pero eso sí, ninguno igual que otro. En esta ocasión, el escenario de Babel Mundo E fue el testigo de una historia más, de una historia que tejieron los Ángeles del Infierno, un grupo de Heavy Metal español, que gracias a su trayectoria y calidad musical, se ha convertido en un clásico y en un estandarte del rock en español.

Mientras la fila poco a poco iba creciendo a las afueras de la sala de conciertos, los ruidos luzbeliales del bajo de Foley eran los primeros que hacían sonar, durante el sound check, un sitio aún vacío en el que se desarrollarían cientos de historias más, cada una con su propio sentido y razón de ser.

Entre los primeros acordes, los iluminadores e ingenieros de audio montaban lo que sería por dos horas, el hogar infernal de estos españoles, casi mexicanos, amantes del rock.Mientras tanto, Robert, guitarrista de la banda, recorría las tablas nervioso debido a un retraso del equipo. Faltaba tan sólo una hora para que se abriera el acceso al lugar. “Es complicado y es una putada” decía el guitarrista. Y claro que lo es.

La gente no sabe ni tampoco tiene por qué entender las razones de una banda que no sale puntual. Es más fácil pensar que son unas divas – le dije- y él asentía mientras un picor extraño nos invadía la garganta. Y es que pocos saben la molestia de estos músicos al saber que por cuestiones completamente ajenas a ellos, harián esperar a los más importante de su carrera; sus fans.Pronto descubrimos que aquella irritación de garganta se debía a unos humos muy raros que salían de un pequeño incensario en manos de una especie de chamán. Inmediatamente Juan Gallardo, vocalista, se acercó a pedirle que parara con aquella muestra de piromanía que nos hacía tanto daño a todos.- Es para la buena vibra- Le dijo aquel tipo de pinta sospechosa.- Pero qué dices tío – contestó el vocalista. Con la buena vibra que traemos por dentro, la euforia y nuestra pasión por la música nos vale.Y sí, es euforia, euforia desbordante que pone al gritante infernal a punto de explotar. “La adrenalina que suelto en los conciertos me deja con el ritmo acelerado dos días, es una experiencia inexplicable, cuando salgo al escenario la gente se mete en mí y yo en ellos, es la magia que causa la pasión de esto que hacemos” asegura Juan.

Los retrasos con el equipo trajeron sus consecuencias, el concierto inició un poco más tarde de lo previsto, sin embargo, la reacción del público fue más que anunciada, los gritos y la emoción se dejaron sentir hasta las elevadas tablas del escenario.¿Y las vibras del Chamán? Bueno esas nada tuvieron que ver con la emoción que el grupo ibérico provocó durante casi dos horas de música y acordes infernales. Los que son supersticiosos dirán que mandarlo a apagar sus inciensos provocó un apagón que mandó a callar a los Ángeles durante unos minutos.

Yo particularmente pienso que esas cosas simplemente son cosas que pasan y que la superstición nada tiene que ver. Además, el resultado fue el de siempre; un público satisfecho, eufórico y que pedía más y más.De las canciones que tocaron y los discos que han hecho, bueno eso lo han escrito los demás, qué les puedo decir que no hayan leído ya. Lo importante aqui es que ofrecieron un concierto inolvidable, muy al estilo de Ángeles del Infierno. En donde el rock, la pasión, la nostalgia y sobre todo la euforia, inundaron el ambiente y conviertieron una simple noche de Agosto en una experiencia verdaderamente infernal (si me entienden la connotación del término).