5 dic 2007

FESTIVAL EXTREMUSIA 08 (CÁCERES)

Pisando la raya y ¡a hacer turismo!


Nuestra mascota del Extremúsika’08

Viernes a las 22:30 horas. Llegamos pisando raya para recoger las acreditaciones y listos para un fin de semana plagado de Rock and Roll. –“Pero ¿esta pulsera es de prensa?”, preguntó Jon Marin a la chica de las acreditaciones. –“Sí, sí, bueno es la vip.” –“Ah, vale, así sí que da gusto.” Sin saber que la satisfacción nos duraría apenas unas horas. Y es que la lluvia, el viento y un frío más que invernal no sólo afectaron el desarrollo de los dos primeros días de festival sino que incluso obligaron a suspender el tercer día del Extremúsika, y nada, nos quedamos con las ganas. Sin embargo, la noche del viernes, aunque un poco complicada, pudimos disfrutar de algunos grupos.Al entrar, vimos unos cuantos temas de Edguy, luego un poco de Porretas, otro poco de allí un cachito de allá, pero la verdad sea dicha, que la lluvia y el lodo no permitían desplazarse tranquilamente por los tres escenarios. Encontramos una terraza -¡uf, qué bien se hubiera estado ahí sin tanto frío, pero bueno…- y la hora para ver a Obús se acercaba; a eso de la 1:30 de la madrugada entró al escenario de Amstel el siempre impactante Fortu, y así Obús, una vez más, se apoderaba de las tablas y demostraba la trayectoria que le precede. Nos deleitaron con sus grandes clásicos y no faltaron temas de su última obra “Segundos fuera”. Bersuit no pudo tocar, la lluvia no le dejó.

Esperando un sábado plagado de bandas, optamos por ir a descansar para amanecer con buen cuerpo y aguantar 18 horas de Rock and Roll continuas. Pero basta desearlo para que no se cumpla, a las 12 del mediodía los móviles de los periodistas comenzaron a sonar para convocarnos a una rueda de prensa. ¿El motivo? Anunciar y hacer oficial la tristísima noticia: se suspendía lo que quedaba de festival. Una vez más, el clima no estaba de nuestra parte porque después de 40 minutos de espera eterna, infructuosa, y bajo la lluvia, decidimos renunciar al taxi que nos llevaría al hotel donde se produciría el comunicado. Más tarde nos enteraríamos de éste: “El festival Extremúsika se ha suspendido en su último día por las terribles condiciones climatológicas. El viento y la lluvia que ha caído toda la pasada noche ha dañado seriamente los equipos de sonido y luces, así como sus conexiones provocando cortocircuitos con un gran riesgo para artistas, técnicos y público”.

Sábado y sin concierto… ¡a hacer turismo!

Pues nada, sin Extremúsika y sin taxis, quedaba poco más que hacer que andar bajo los paraguas, que bien vale la pena. No todos los días se conocen las bellezas de Cáceres y no, no me refiero a las ‘bellezas’ que están pensando, que no todo son casas de Golfinos; idea que además vimos a lo largo del día compartida por otros asistentes. “Joder, tres años viniendo a Cáceres y no conocía el centro” –decían algunos por ahí. Conocido ya Jon Marin en los típicos lugares cacereños, buscamos uno donde recordaran su picardía y no tardamos en ello. –“Este es, ya veréis; el mismísimo Mesón Ibérico” (‘Especialidad en productos ibéricos y cocina regional’). Ahí el buen Carlos José nos atendió como reyes. Se agradecen los cafés y los chupitos que, como siempre, sueltan más las risas y ambientan la ocasión. Una copita pa' rematar y a turistear. Los que se quedaron en la ciudad a pesar de la suspensión del festi, se cruzaban en la callejuelas, entre los comensales medievales o los bares rockeros locales; eso sí, todos preguntándose si habría devolución de las entradas. La organización ha informado: “A pesar de que esto no es habitual en un festival, se devolverá un tercio de la entrada que se pagó, presentando la entrada (no la pulsera) en los puntos de venta donde se compraron.”

Y así, entre más turismo, fotos, cañas y muñecos de peluche, terminó una visita a Cáceres que, si bien prometía mucho Rock, nos dio lo que se pudo. Esperaremos el próximo a ver si el clima está de nuestra parte.