He visto muchos conciertos en mi vida, menos de los que debería, de eso estoy segura. En México han sido cientos, en España unas cuantas decenas, sin embargo cada vez que asisto a alguno, la experiencia es inigualable, incomparable, máxime si se trata de disfrutar por primera vez a grandes leyendas del rock. Iron Maiden, Slayer, Baron Rojo… todos en un mismo día, todos en un mismo sitio, todos por primera vez en la encantadora y española Mérida.
Además de los alemanes de Ra, Rose Tattoo, Avenged Sevenfold y Iced Heart, Lauren Harris, hija del bajista de Iron Maiden, Steve, llenaban un cartel más que enorme, en total siete grupos de rock que arrastraban y llenaban el albergue juvenil de Mérida de ‘heavys’. Luego de un largo camino para entrar al recinto, como es habitual es estos festivales, el recinto prometía, por su magnitud, un aforo de rockeros que reventarían con los acordes salvajes de Slayer, que saltarían a grito pelado: “Fear of the Dark, Fear of the Dark…”.
Y así fue, aunque durante las primeras horas la cantidad de gente era mínima, después fuimos descubriendo que la gran mayoría estaban aglutinados en forma de hormiguero humano en las duchas ‘heavys’. Y es que el intenso sol y el calor no te permitían estar mucho tiempo parado, había que moverse y había que refrescarse. La primera llamada para hacerlo fue la llegada de Ra al escenario, aunque un poco desangelada, como suele ser la primera actuación de cada festival, poca gente, sobria y ansiosa por ver a otros grupos, siempre a los que siguen, y además la que seguía, más bien era seguida, Lauren Harris, más esperada por los asistentes masculinos, todos a la expectativa de que enseñara alguno de sus atributos. Al tiempo que hablaba con el director de una publicación de rock española, la fotógrafa de la misma recibía una llamada de su pareja, el mismo argumento por ambos, la misma solicitud; “Tómale una foto a una teta”. - Pero qué bárbaros son, por eso no hay más mujeres heavys, les temen por salidos-.
Más tarde y ya que se bajaron los calores producidos por el sol y la presencia de la hija de Steve Harris luego de que interpretara la versión de “Steal your fire” (Gun) que incluye en su disco, ésta en un intento, que siempre se agradece, lanzó una cuantas palabras en español, “gracias Mérida” fue lo que alcanzamos a escuchar y con ello daría paso a los australianos de Rose Tattoo y cuya presentación llamó mucho mi atención. Y es que el cantante era más reacio que Brad Pitt para dejarse fotografiar, vamos, permitido estaba pero él se escondía detrás de un ‘bafle’ o se daba la vuelta, sin embargo, alguna imagen logramos, cómo no.
La tarde caía y el festival empezó a cobrar fuerza, cada vez más el aforo aumentaba y a pesar de que Avenged Sevenfold e Iced Heart ofrecieron un espectáculo más que digno y lo entregaron todo, la realidad es que daban pie al enardecimiento de quienes esperaban a Slayer y a Iron Maiden.
Por fin venía Slayer, poco antes de las nueve de la noche, el grupo de thrash metal norteamericano se dejaba ver en el backstage y sin prisas subieron al escenario para darlo todo ante un público multicultural, al igual que la banda, enardecido y expectante de la furia de Slayer. Una vez más el salvaje estilo y la fuerza sonora se apoderaron del escenario. “South of Heaven”, ”Reign in Blood”, “Disciple”, “Chemical Warfare” y, cómo no, “Mandatory Suicide” que fue algo así como el cenit y despelote total y por si faltaba adrenalina “Angel of Death” vino para reventar al público, dejándolos con apenas tiempo para recuperarse y aguantar lo que vendría después.
Y ¿qué vendría después? Iron Maiden
Así es, la banda británica e icono del heavy se apoderó de Mérida y de media España que se encontraba ahí. Y cómo no si eran los grandes esperados de la noche y como tales fueron recibidos. Todos, los que estaban afuera y dentro, se amotinaron para verlos más de cerca, los acreditados también corrimos hacia la zona destinada para facilitar nuestra labor, sin embargo, los calvos del chicharito nos echaron antes de poder decir nada. Ni los mismos organizadores pudieron hacerlos entender que éramos de prensa ya que eran ordenes explícitas de la banda, no querían a nadie debajo del escenario, aunque claro, luego a los privilegiados se les veía disfrutando y sin ser molestados. Pero bueno a lo que fuimos, música y más música. Primero Intro para volverte loco, “Churchill’s Speech”, “Aces High”, “2 Minutes to Midnight”, “Revelations”, es que no dejaban ni tiempo para parpadear, cada tema formaba parte de un set list que era para no respirar.
Más tarde y porque no podía faltar “The Number of the Beast” hizo vibrar las tablas y la tierra también, “Fear of the Dark” otro de los grandes clásicos que hizo volar a más de un heavy. Y para finalizar, “Hallowed Be Thy Name” remató uno de los mejores conciertos del verano en España y eso que por conciertos no he parado.
Y como aquí, la banda más esperada no es la que cierra luego venía más caña, Barón Rojo, que aunque debo decir que tocaron ante un aforo nada despreciable de 10 mil personas, es cierto que la desbandada luego de que finalizara Maiden, fue muy evidente.
Y así, el pasado viernes 11 de julio en Mérida (Badajoz), A. Vallekas Producciones tuvo su reivindicación con el Vía de la Plata festival, se llevaron uno de los mejores festivales de verano en España. Y es que luego de que hace unos meses tuvieran que suspender parte del festival Extremusika en Cáceres, debido a que las condiciones climatológicas no permitían continuar con su desarrollo les tocaba que el tiempo les sonriera.
La presencia de Iron Maiden este año es España contemplaba dos citas. Mérida y Zaragoza fueron las ciudades elegidas y por ello había que elegir uno de los dos festivales o hacerse más de 700 kilómetros de un día para otro, ya que el viernes 11 estarían en el Vía de la plata festival y el sábado 12 en el Mosnters of Rock en Zaragoza, sin embargo fue a los organizadores de este último a los que esta vez el clima les jugó una mala pasada. La lluvia, el granizo y el viento de la noche anterior interrumpieron las presentaciones y el festival tuvo que ser suspendido.
Para todos aquellos que durante semanas estaban en la incertidumbre por decidir la ciudad en la que disfrutarían de Iron Maiden y que al final optaron por Mérida, ni siquiera sabrían en el momento de escuchar un clásico como “The number of the beast”, que su elección fue la mejor -y aunque los comentarios de añejos fans de los Maiden y quienes han seguido su carrera desde hace más de dos décadas, argüían la falta de espectacularidad-, al final disfrutaron de dos horas de heavy rock bien hecho y de los grandes clásicos que jamás serán superados. Por ahí dicen que en rock ya no hay nada que inventar y que lo que había que inventar ya lo hicieron los grandes. Bien lo dijo Homero Simpson, “el rock alcanzó su perfección en el 74… es un hecho comprobado”
